La consideración territorial del desarrollo, parte de concebir el espacio rural como un modo de vida, como una expresión social integral donde se construyen las condiciones materiales para la sobrevivencia y la vida. Se trata de dejar de lado las visiones reduccionistas, que lo conceptualizan desde dimensiones económicas, agropecuarias, entre otras, insuficientes de contener el entramado de fenómenos y complejidades que le integran. Un aspecto clave del espacio rural, es la relación con el ambiente que este conlleva, definiendo el modo de aproximación y explotación de los recursos naturales.
Estos factores presentan clara sintonía con la multidimensionalidad que todo proceso de desarrollo implica, de la mano de la acción interinstitucional.